La madera es higroscópica: busca el equilibrio de humedad con su entorno. En un ambiente húmedo, absorberá humedad, mientras que en un ambiente seco, la pieza la perderá. Ambas situaciones pueden alterar la forma y crear grietas o deformaciones.
La madera también reacciona a la luz solar y al calor con el tiempo decolorándose y encogiéndose, por eso es importante demostrarle a tu pieza algo de amor y cuidado.
Polvo: utilice un paño seco y sin pelusa.
Limpieza: elimine cualquier salpicadura accidental lo más rápido posible con un paño seco y sin pelusa.
Cera: Volver a encerar restaurará la humedad en la veta. La cera de abejas es abundante, barata e ideal. Aplique una capa fina en un paño sin pelusa (debería empezar a vender paños sin pelusa) y extiéndala alrededor y sobre la superficie de la madera. Añada otra capa si es necesario. Deje secar y pula hasta obtener el brillo deseado.
Aceite: Volver a aplicar aceite conservará la frescura y restaurará la humedad de la veta. El aceite mineral es ideal: aplíquelo en varias capas finas en lugar de una sola. Extiéndalo con un paño sin pelusa o una toalla de papel y deje que se absorba por completo durante la noche antes de aplicar más capas. El aceite mineral nunca se seca, por lo que debe limpiarse cualquier exceso.
Lavado: Lave a mano el tazón o plato inmediatamente después de usarlo. Evite remojarlo en agua. Use una esponja jabonosa y enjuague bien. No lo lave en el lavavajillas.
No utilice aceite de oliva: existe el riesgo de que se vuelva rancio y desprenda mal olor.
Tenga en cuenta que el color y la textura de la madera evolucionarán con el tiempo. Esto es inherente al uso de materiales naturales.